Resultado de Investigación
Durante la emergencia por COVID-19, Colombia logró multiplicar su capacidad de pruebas moleculares, montar una red de 311 laboratorios y pasar de cero a 40.000 pruebas diarias del virus, pero el crecimiento fue desigual, con brechas marcadas en zonas rurales, fallas de infraestructura y poca sostenibilidad del talento humano. Así lo concluye un análisis del proyecto ÁGORA, una alianza de investigación financiada por Minciencias para entender qué funcionó y qué no durante la pandemia.
Este recurso hace parte del resultado de investigación: Fortaleciendo el testeo molecular en Colombia: claves para la sostenibilidad y acceso equitativo
El COVID-19 aceleró la capacidad diagnóstica del país, pero también puso en evidencia las desigualdades y vacíos estructurales que siguen afectando el sistema de salud. La investigación “Strengthening molecular testing capacity in Colombia: Challenges and opportunities”, publicada en Diagnostic Microbiology & Infectious Disease, señala que, aunque Colombia pasó de cero a más de 40.000 pruebas moleculares diarias, los avances se concentraron en lo urbano y en lo privado. El estudio hace parte del proyecto ÁGORA, una alianza de investigación financiada por Minciencias que busca identificar lecciones para fortalecer la salud pública ante futuras emergencias sanitarias.
El estudio encontró que solo el 21 % de los laboratorios moleculares en el país son estatales y que el 65 % son privados. Además, la mayoría están concentrados en tres departamentos: Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca. “La distribución geográfica de los laboratorios de diagnóstico molecular en Colombia sigue siendo desigual”, concluyeron los investigadores Milena Camargo, Marina Muñoz, Luz Helena Patiño y Juan David Ramírez de la Universidad del Rosario.
Desigualdad en el testeo molecular
Uno de los principales hallazgos del artículo fue la carencia de un repositorio centralizado y de libre acceso que consolide información sobre los laboratorios autorizados para pruebas moleculares. Esta falta de información dificulta la planificación estratégica y la toma de decisiones, advirtió el estudio.
La investigación identificó 311 laboratorios en todo el país. De ellos, el 65 % son privados, el 21 % estatales y el 14 % están afiliados a universidades, pero esa infraestructura está concentrada en zonas urbanas, lo que limita el acceso para una cuarta parte de la población que vive en regiones rurales, muchas veces con mayor carga de enfermedades infecciosas. “La brecha geográfica no solo incrementa los tiempos y costos asociados al diagnóstico, sino que también limita la detección y tratamiento oportuno”, señalan los autores.
También se encontraron debilidades importantes en infraestructura, bioseguridad y estabilidad laboral. El 26,2 % de los laboratorios reportó limitaciones en infraestructura y el 14,3 % tuvo dificultades con la gestión de residuos y protocolos de bioseguridad. Además, un 10,7 % destacó problemas en la contratación y retención de talento humano calificado, especialmente en instituciones públicas.
Otro dato crítico es que solo el 39 % de los códigos del Plan de Beneficios en Salud (PBS) corresponden a pruebas moleculares, lo que limita su uso y cobertura. En la práctica, esto significa que enfermedades como la leishmaniasis, el chikunguña o el Virus del Papiloma Humano siguen teniendo barreras de diagnóstico.
“El fortalecimiento de la capacidad diagnóstica durante la pandemia evidenció que es posible avanzar rápidamente cuando existe voluntad política y colaboración interinstitucional. Sin embargo, las brechas persistentes en infraestructura, acceso territorial y sostenibilidad del talento humano subrayan la necesidad urgente de consolidar un sistema nacional de diagnóstico molecular que sea equitativo, descentralizado y preparado para responder integralmente a futuras amenazas sanitarias”, explicó Juan David Ramírez, profesor titular de la Universidad del Rosario y University of South Florida y coautor del estudio.
Lecciones para lo que viene
El estudio, no obstante, anota que la pandemia dejó algunos avances estructurales que vale la pena preservar. Durante la emergencia sanitaria se logró aumentar la capacidad de pruebas, crear redes de colaboración y formar nuevo talento. “Estos esfuerzos lograron incrementar la equidad en el acceso y fortalecieron la formación de talento humano”, se lee en el artículo.
Pero los investigadores advierten que estos logros no son sostenibles sin políticas públicas robustas y por eso proponen crear un repositorio nacional de información sobre laboratorios, descentralizar los servicios de diagnóstico con laboratorios móviles y diseñar incentivos para ampliar la cobertura en zonas rurales.
También hacen un llamado a actualizar la normativa existente, como la Resolución 1619 de 2015 y el Decreto 780 de 2016, para incluir guías específicas sobre pruebas moleculares y certificar a los laboratorios bajo criterios claros. “Crear un protocolo unificado de acreditación es esencial para garantizar la calidad de los diagnósticos”, indican los investigadores.
Otra recomendación estructural del estudio es integrar la vigilancia de salud humana con la de salud animal y ambiental, reconociendo que muchas enfermedades infecciosas son zoonóticas. “Los animales desempeñan un papel crítico como reservorios y vectores de patógenos”, se afirma en el documento.
En la práctica, esto implica articular actores de distintos sectores, fortalecer la vigilancia epidemiológica y garantizar que los laboratorios tengan la capacidad de responder no solo a pandemias que afecten a los humanos, sino a emergencias sanitarias de origen animal o ambiental.
“La expansión del diagnóstico molecular durante la pandemia evidenció que es posible escalar capacidades en contextos de crisis. Sin embargo, la sostenibilidad de estos avances requiere inversión estructural, descentralización territorial, integración normativa y fortalecimiento del talento humano. Sin capacidad diagnóstica equitativa, no hay respuesta efectiva”, concluyó la doctora Zulma Cucunubá, directora de la Alianza ÁGORA.
Para la próxima vez que Colombia enfrente una epidemia –porque habrá una próxima vez–, los investigadores proponen consolidar un sistema nacional de diagnóstico molecular inclusivo: con datos abiertos, infraestructura estándar, talento humano bien remunerado y regulación clara, pero, sobre todo, con presencia en los territorios porque sin diagnóstico no hay respuesta, y sin equidad, la respuesta no es suficiente.
¿Qué aprendimos de la pandemia? AGORA: lecciones para futuras emergencias sanitarias
Esta nota periodística fue publicada en el medio El HERALDO, puede consultarla en el siguiente link: https://www.elheraldo.co/sociedad/salud/2025/07/24/estudio-revelo-que-zonas-rurales-quedaron-rezagadas-en-diagnostico-durante-la-pandemia/