Resultado de Investigación
El programa de Pruebas, Rastreo y Aislamiento Selectivo Sostenible no logró despegar como se esperaba por razones como desconexión con la realidad de las personas, desarticulación de actores y múltiples barreras en la ejecución, según encontró evidencia analizada por el proyecto ÁGORA, que incluyó entrevistas a 30 actores clave que participaron en este programa.
Este recurso hace parte del resultado de investigación: PRASS un reto para el Estado
Durante los meses más duros del confinamiento por COVID-19, Colombia apostó por una medida que permitiera reabrir la economía sin poner en riesgo la salud pública: el programa PRASS, sigla de Pruebas, Rastreo y Aislamiento Selectivo Sostenible. En el papel, era una solución lógica. En la práctica, terminó siendo un espejo de las fallas estructurales del sistema de salud y de la desigualdad territorial, según encontró un estudio de caso que analizó, desde lo cualitativo, los resultados de este programa.
El llamado PRASS se creó a mediados de 2020 con un objetivo ambicioso: cortar las cadenas de transmisión del virus sin encerrar a toda la población. Para lograrlo, se necesitaba identificar casos, rastrear contactos y aislar oportunamente a las personas contagiadas. A esto se sumaban componentes clave como la compensación económica a quienes debían aislarse si eran de menos recursos y la participación de EPS, aseguradoras de riesgos laborales, hospitales y entes territoriales.
El estudio fue liderado por investigadoras del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Universidad de los Andes y del Departamento de Salud Pública de la Universidad Industrial de Santander y hace parte de la Alianza para la Generación de evidencia sobre Covid-19, su Respuesta y lecciones Aprendidas para la postpandemia y futuras epidemias (ÁGORA). En concreto, se puso la lupa sobre cómo funcionó realmente esta estrategia a través de entrevistas a 30 actores clave —funcionarios nacionales y territoriales que participaron en la implementación del programa—. El análisis reveló que el PRASS no logró despegar como se esperaba.
En el 2021, un estudio publicado por Julián Fernández-Niño, director de epidemiología del Ministerio de Salud durante la pandemia, y su equipo había establecido que el PRASS podría haber reducido la letalidad en cerca de 48 % si lograba contactar, identificar, aislar y diagnosticar a cinco personas por cada caso positivo. Pero la realidad es que solo el 39,3 % de los casos tenía al menos un contacto, y menos del 25 % alcanzó la meta de cinco o más contactos. O en otras palabras, la brecha entre la teoría y la realidad fue enorme.
“La implementación del PRASS reveló complejidades sociales para realizar el aislamiento selectivo. Nuestro estudio evidenció las principales barreras durante la implementación del programa, pero también hay que resaltar facilitadores como la coordinación entre distintos sectores del sector salud: nivel nacional-territorial, público-privado y privado-privado. Estos mecanismos de coordinación deberían existir en tiempos de normalidad para que en casos de emergencia, la respuesta sea más efectiva”, explicó Sandra Martínez, investigadora líder del estudio.
¿Por qué no funcionó como se esperaba?
Las entrevistas a actores que participaron en el programa evidenciaron varias causas detrás de su bajo desempeño. Una de ellas, según respondieron, fue que el aislamiento sostenible no era una opción real para quienes no tenían garantizado ni el ingreso del día y fue diseñado sin considerar a fondo las condiciones sociales, económicas y territoriales del país. “El programa chocó con realidades históricas que limitaron su implementación”, concluyeron tras analizar las respuestas a las entrevistas. Por ejemplo, muchas personas no podían aislarse porque vivían de la economía informal -el llamado rebusque- o porque compartían espacios reducidos con varias personas.
“Decir el aislamiento sostenible cuando la gente tiene que salir a rebuscarse el día a día, cuando viven en sitios muy pequeños, en donde no se pueden separar […] Eso fue un… yo diría… un purismo epidemiológico poco práctico y muy desconocido. Yo creo que parte del problema fue que hubo una respuesta desde el área de vigilancia epidemiológica, epidemiología y salud pública bien orientada, pero con una muy poca articulación con toda el área de red social de apoyo y todo el desarrollo social […] Y ahí fue insuficiente y nos dimos cuenta de la inequidad que existe, la falta de solidaridad, de un tejido social débil, que es lo que vemos realmente en nuestro país”, respondió el líder de una EPS que participó en el estudio.
Por otra parte, estaba que el PRASS pedía articular actores que en la práctica no trabajaban juntos. Algunos territorios lograron coordinar esfuerzos gracias al liderazgo de sus gobernantes, pero en otros, “el papá departamento asumió todo y era algo que le tocaba a la EPS”, manifestó un líder departamental del PRASS entrevistado. El sistema de salud fragmentado, sin mecanismos eficientes de coordinación, complicó aún más las cosas.
Otro hallazgo importante de las investigadoras, a partir de las entrevistas, fue que los equipos encargados del programa también enfrentaron múltiples barreras. En muchos casos, los profesionales de salud pública fueron contratados por prestación de servicios, sin continuidad, con retrasos en los pagos y sin el número suficiente de personas para responder a la crisis.
A esto se sumó un problema técnico decisivo: el sistema de información Segcovid, creado para hacer seguimiento a casos y contactos, tuvo fallas frecuentes que derivaron en pérdida de datos, registros manuales y sobrecarga para los equipos. “Al fallar el sistema, PRASS falló”, admitieron varios entrevistados. Además, esas fallas afectaron la entrega de las compensaciones económicas a las personas más necesitadas, uno de los pilares del programa.
Finalmente, los entrevistados resaltaron dos obstáculos adicionales. El primero, el rastreo de contactos, no solo por el volumen de personas que debían seguirse, sino porque muchas veces las personas no respondían el teléfono, no querían dar información o simplemente no confiaban en el sistema. Y el segundo, las diferencias territoriales pues en zonas rurales, dispersas o con pocos recursos, la implementación fue mucho más difícil y algunos municipios apenas contaban con una o dos personas en vigilancia epidemiológica y no lograron crear la estructura operativa necesaria.
¿Qué lecciones deja todo esto?
Las investigadoras resaltan que, a futuro, no basta con diseñar estrategias sobre el papel. Implementar un programa como el PRASS requiere una vigilancia epidemiológica robusta, articulación real entre actores, sistemas de información funcionales y condiciones sociales que hagan posible el aislamiento, concluye el informe. Las metas de rastreo deben adaptarse al contexto y no ser idénticas para una ciudad conectada como Bogotá y para un municipio rural de frontera.
“PRASS fue una estrategia necesaria para contener la transmisión mediante rastreo, aislamiento y seguimiento. Pero su implementación resultó más compleja de lo previsto, al requerir la coordinación entre salud, tecnología, protección social, gobiernos locales y comunicación del riesgo, así como la integración de datos y la construcción de confianza ciudadana. Sus lecciones sobre gobernanza, interoperabilidad y legitimidad social serán claves para futuras respuestas pandémicas”, concluyó Zulma M. Cucunubá, directora de la Alianza ÁGORA.
Para la próxima vez que Colombia enfrente una epidemia -porque habrá una próxima vez-, las investigadoras proponen fortalecer la salud pública desde lo estructural: con gobernanza sólida, equipos técnicos estables y mejor conectividad. Pero también hacen un llamado a pensar en las personas más vulnerables: sin redes de apoyo, sin confianza en el Estado y sin garantías mínimas, cualquier estrategia volverá a quedarse corta.
¿Qué aprendimos de la pandemia? AGORA: lecciones para futuras emergencias sanitarias
📰 Esta nota periodística fue publicada en el medio El Tiempo y puede consultarse en el siguiente enlace:
https://www.eltiempo.com/salud/fallo-la-estrategia-de-rastreo-y-aislamiento-de-colombia-durante-el-covid-19-un-analisis-revela-por-que-el-prass-no-funciono-como-se-esperaba-3474295